Notas

 

El masaje es para el cuerpo humano como

una puesta a punto para un automóvil

 

En las últimas dos décadas una serie de estudios científicos han corroborado lo que se venía asegurando desde la antigüedad: el masaje es una terapia beneficiosa no sólo para relajar sino también para aliviar muchas alteraciones, desde la migraña hasta la depresión o la sinusitis .

«Los médicos tienen que ser expertos en muchas cosas, pero especialmente en anatripsia, el arte de la fricción, porque el masaje puede ajustar una articulación que esté demasiado suelta o relajar otra que esté demasiado rígida». Esto lo escribió Hipócrates, el padre de la Medicina, en el siglo V s. C. Enseñaba a sus alumnos cómo manipular el cuerpo de sus pacientes para aliviar los problemas circulatorios y de las articulaciones.

El masaje es tan antiguo como el ser humano. Frotar la piel para sanar es un instinto tan natural como respirar, pero su uso como tratamiento no siempre ha sido aceptado y respetado por la comunidad científica. Con el tiempo, el masaje en Occidente acabó considerándose un pasatiempo frívolo de las clases más adineradas. Sin embargo, en los últimos años se está produciendo una avalancha de nuevos adeptos a las técnicas del masaje.

 Cada vez más las personas y los médicos que respetan y practican esta técnica milenaria. ¿El motivo? Más de 100 estudios corroboran lo que ya se sugería en los textos chinos hace más de 3000 años: el masaje es eficaz para combatir enfermedades tan diversas como la migraña, la depresión, la artritis o el asma. En 1993, por ejemplo, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine decía que el masaje era la tercera forma de terapia alternativa utilizada en Estados Unidos. El mayor avance del masaje terapéutico no se ha observado en la técnica, que ha seguido siendo prácticamente la misma a lo largo del último siglo, sino en la publicación de las investigaciones que confirman y explican cuáles sus beneficios médicos.

Acariciar, frotar, palmear, pellizcar, presionar, teclear y hacer vibrar ciertas partes del cuerpo logra objetivos que, a veces, ni la medicina de alta tecnología es capaz de conseguir. Mejora la función del sistema inmune, aumenta el nivel de endorfinas, acelera la recuperación física, disminuye la tensión arterial y alivia la depresión y la ansiedad.

En la sociedad actual, en la que las alteraciones psicológicas y fisiológicas causadas por el estrés son las más frecuentes, el masaje empieza a representar un papel importante para proporcionar relajación y bienestar y para mantener una buena salud.

En los últimos 20 años se han realizado más de 100 investigaciones sobre el masaje. El Instituto para la Investigación del Tacto (Touch Research Institute), de la Universidad de Miami (EEUU) se dedica casi por completo a este trabajo y ha emprendido unos 55 estudios, algunos de los cuales todavía están en marcha.

Asimismo, los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses (NIH, de sus siglas en inglés) la agencia del Gobierno que realiza y revisa toda la investigación médica de Estados Unidos abrió una Oficina de Medicina Alternativa en 1992 que también inició diversos estudios sobre los beneficios del masaje.

El masaje no sólo sirve para sentirse a gusto y relajado. Las investigaciones han mostrado, por ejemplo, que reduce la tasa cardiaca, la presión arterial, estimula el flujo linfático y sanguíneo, relaja los músculos, mejora la capacidad de movilidad, aumenta la liberación de endorfinas (sustancias naturales que combaten el dolor). En el web de la Asociación Americana para el Masaje Terapéutico reza: «El masaje es para el cuerpo humano igual que una puesta punto para un automóvil».

Los resultados de las investigaciones realizadas en las últimas dos décadas se resumen en la página web de esta asociación.


EJEMPLOS

- Un estudio demostró que los trabajadores que reciben masajes de forma regular rinden más, están más alerta, más motivados y menos estresados que los que no los reciben. Algunas empresas ya han incorporado una escuela postural y de masaje para mejorar la calidad de vida de sus empleados y la productividad.

- Otro estudio reveló que el masaje disminuye el dolor y el picor que sienten los enfermos con quemaduras.

- Un grupo de enfermos sometidos a una cirugía abdominal se recuperó más rápidamente después de una serie de sesiones de masaje que los que no recibieron esta terapia.

- Bebés que habían estado expuestos a cocaína antes de nacer y, por otro lado, bebés prematuros se beneficiaron del masaje con un mejor desarrollo y un mayor peso al nacer que los pequeños que no habían recibido el masaje. En una revisión publicada en la revista Developmental and Behavioral pediatrics en 1995, se describían otros de los beneficios del masaje para los más pequeños. Enseñar a los padres y abuelos a acariciar a los niños es positivo no sólo para éstos sino también para estimular la relación entre padres e hijos.

- Otros trabajos con niños asmáticos han probado que esta terapia logra disminuir los niveles de cortisol y los ataques de asma. También parece eficaz para mejorar el comportamiento de los autistas y para reducir la ansiedad en niños con síndrome de estrés postraumático.

- Reduce la ansiedad, la tensión y la depresión. La revista Adolescence publicó el pasado otoño un trabajo que mostraba el efectos positivo del masaje y la música en jóvenes deprimidos. Para ello, se observó cómo variaba la llamada asimetría frontal del electroencefalograma (EEG), una lectura de las ondas cerebrales que se asocia con el afecto y la depresión. Durante y después del masaje y de unas sesiones de música, la asimetría frontal se atenuó de forma significativa en los jóvenes.

- Otros estudios han encontrado que los masajes mejoran: la alergia, la ansiedad, los problemas circulatorios, el dolor crónico y temporal, la depresión, la artritis (tanto la osteoartritis como la reumatoide), el asma y la bronquitis, el síndrome del túnel carpiano, los problemas digestivos, incluidos los espasmos del colon, la diarrea y el estreñimiento, el insomnio, el dolor de cabeza debido a tensión, la sinusitis, etcétera.


PROFESIONALES

Los especialistas recomiendan buscar un profesional cualificado. La doctora Benjamin, de la Escuela de Chicago de Masaje Terapéutico, de la Universidad de Miami (EEUU), escribe en el Science & Medicine: «Tal y como ocurre con cualquier otro tratamiento, escoger una técnica equivocada puede que no cause ningún efecto o, lo que es peor, que cause un efecto perjudicial».

Al principio, debido a la escasez de profesionales, el masaje era una técnica cara y se consideró durante mucho tiempo un lujo. Sin embargo, la realidad es que hoy hay escuelas de masaje repartidas por todo el mundo, donde se diploman profesionales del masaje. Los masajistas cualificados siguen una enseñanza que incluye clases de anatomía, fisiología, técnicas y ejercicios para dar agilidad a las manos, códigos de ética, contraindicaciones del masaje, primeros auxilios, etcétera. Esto hace que el masaje sea hoy un servicio asequible para cualquier bolsillo.

Muchos especialistas hacen hincapié en que hay que distinguir a los terapeutas cualificados de los que no lo son.

Por ejemplo, en los últimos años, han proliferado los anuncios de masaje que en realidad no se refiere a masaje terapéutico sino a masaje erótico, que persigue fines bien distintos.

Existen distintas modalidades de masaje, cada una de ellas con una manera propia de relajar, aunque todas ellas están encaminadas a relajar la tensión muscular y a mejorar la circulación linfática. El masaje sueco, por ejemplo, se considera el más suave y relajante. Otras variantes aplican presión en ciertos puntos y están indicadas para ciertas condiciones o heridas. El masaje deportivo está enfocado a trabajar el grupo de músculos más relevante de cada deporte.

El profesional debe saber escoger y aplicar las distintas técnicas para conseguir el tratamiento adecuado, aunque el efecto terapéutico no depende sólo de la técnica sino de la habilidad del masajista y de lo receptivo que esté el paciente.


COMO ACTUA

Para entender el efecto terapéutico del masaje hay que partir de un concepto de la escuela Hipocrática griega: Vis medicatrix naturae, que se refiere a la capacidad innata del organismo para la propia curación. Nadie ha dicho que el masaje cure las enfermedades pero sí que estimula los mecanismos naturales del cuerpo para acelerar la sanación.

Se ha demostrado que el masaje tiene un efecto positivo en prácticamente todos los sistemas: circulatorio, muscular, respiratorio, nervioso y hormonal. Y resulta beneficiado tanto el que lo recibe como el que lo da.

Los suaves movimientos que acarician, amasan, frotan y golpetean la piel muchas veces ayudados de aceites aromáticos liberan a los músculos de la tensión, relajan las articulaciones, mejoran la circulación y eliminan las toxinas acumuladas.

Hay dos procesos capaces de estimular esta circulación: el ejercicio y el masaje. Este último no puede aumentar la fuerza muscular pero sí estimula los músculos inactivos y débiles. Por este motivo, el masaje puede compensar, en parte, la falta de ejercicio a la que se ven obligadas algunas personas por alguna enfermedad o accidente.

Uno de los hallazgos más importantes ha sido ver que la manipulación del cuerpo estimula el sistema inmune. El 60% del cuerpo humano es agua. El sistema circulatorio y linfático son la clave para llevar nutrientes a las células y para eliminar los desechos. La reparación de los tejidos depende, en parte, de estos fluidos que llevan las nuevas células a su destino y que eliminan las viejas. Cuando ocurre una infección, el ejército inmunológico (los macrófagos) también viaja por estas vías circulatorias para atacar a los invasores.

Diversos estudios han concluido que el masaje es capaz de estimular el funcionamiento del sistema inmune, que aumenta el número de glóbulos blancos circulantes, que activa las células natural killers (NK), que reduce la ansiedad y que aumenta los niveles de cortisol (un marcador utilizado habitualmente para medir el estrés).

El primer estudio que encontró esta relación se realizó en el Touch Research Institute en 1996 con un grupo de 29 enfermos con sida. Recibieron un masaje diario de 45 minutos durante un mes, y la mayoría de ellos experimentó un aumento del número y de la actividad de las células NK. Además, los pacientes rebajaron el estrés, la ansiedad, y aumentaron los niveles de serotonina.

En otro estudio realizado con pacientes con cáncer de mama a las que se les dio un masaje tres veces a la semana durante cinco semanas, se observó una mejora similar de su sistema inmune.

Otros muchos estudios están todavía en marcha, desvelando los mecanismos por los que el masaje cura, algo que, por otro lado, se sabía desde hace miles de años.



HISTORIA

Desde la antigüedad se sabe que tocar relaja y que puede aliviar algunos males. El primer documento escrito que lo confirma data de hace 3000 años. El texto es chino y describe cómo «friccionarse con la palma de la mano cada mañana al levantarse, cuando la sangre y los humores están sosegados y quietos, protege de los resfriados, mantiene flexibles los órganos y evita las pequeñas dolencias».

Los antiguos persas, hindús y egipcios utilizaban esta terapia manual, y, en el siglo IV a.C., Hipócrates enseñaba a sus alumnos cómo dar un masaje a sus pacientes. Después de la caída del Imperio Romano, Occidente perdió contacto con las técnicas de masaje, según algunos historiadores, porque la Iglesia consideraba que el masaje era más erótico que terapéutico. Se acabó convirtiendo, dicen, en una técnica underground que sólo se practicaba en las casas de prostitución.

La situación empezó a cambiar a mediados del siglo XVI de la mano del médico francés Ambroise Pare. Se le ridiculizó en su momento, pero algunos médicos continuaron sus enseñanzas.

En Europa, el masaje entró en boga a finales del XIX. El gimnasta sueco Peter Henrik Ling combinó sus conocimientos deportivos con la fisiología que por entonces empezaba a resurgir como una ciencia y con lo que aprendió de Ambroise Pare. Así, creó lo que hoy se conoce como masaje sueco, que es el término con el que se suele describir al masaje en general. Ling se propuso estimular la circulación, aumentar el tono muscular y crear un equilibrio funcional y estructural del sistema musculoesquelético.

En el masaje sueco, el masajista imita las posiciones de esta gimnasia acariciando, frotando, palmeteando, pellizcando, presionando, tecleando y a veces moviendo y haciendo vibrar ciertas partes del cuerpo.

 

TERMINOLOGIA Y TIPOS

Los primeros textos chinos que hablaban del masaje terapéutico se tradujeron al francés a mediados del siglo pasado. Gran parte de la terminología que se utiliza hoy para hacer referencia a las técnicas de masaje usadas en Occidente son todavía palabras francesas. Así,
effleurage se refiere a los movimientos suaves y continuos.


Petrissage, a los pellizcos. Tapotement, a los golpeteos y palmadas. Por otro lado, los movimientos que frotan y comprimen se llaman fricción y los que zarandean o mueven el músculo son vibración. Tocar sin ejercer movimiento (colocando la mano quieta sobre el cuerpo, o ejerciendo una ligera presión estática) también es una técnica de masaje utilizada en Occidente. El ritmo con el que se realicen los movimientos, la secuencia de movimientos o la presión que se aplique sobre los músculos y articulaciones son factores importantes que afectarán a los resultados finales del tratamiento. En el libro Masaje: una profesión en la punta de tus dedos, Martin Ashley describe varios tipos de masaje: el que previene, el que relaja, el que beatifica, el masaje deportivo, el que alivia los dolores, el que rehabilita (para recuperar ciertos daños físicos), el que ejerce una transformación psicológica del individuo. Hay algunas técnicas de origen oriental, como el shiatsu, que a menudo se combinan y confunden con el masaje occidental, y que en realidad están más emparentadas con la acupuntura.


Fuente: Myriam López Blanco.